Muchas personas empezaron un empleo nuevo y hasta hoy no conocen a sus compañeros más allá de breves instantes a través de una pantalla. Otros extrañan la sana interacción y la personalidad que le daba vida a la oficina. ¡La pandemia nos frenó lo que dábamos por sentado!

El regreso a nuestro escritorio es una realidad inminente que se visualiza aún en el horizonte. La seguridad sanitaria seguirá siendo la prioridad para un regreso efectivo; así poco a poco, regresaremos a lo que ahora llamamos la nueva normalidad.

Es probable que esto cause alguna sensación de ansiedad y es comprensible. Sin embargo, vivir una prueba como esta, sin aprender parte de su lección, sería lamentable. El regreso, sin duda, debe estar marcado por una gran empatía, no se vale dejar todo el bienestar en manos de la desinfección química y la ventilación controlada.

Además, involucra bastante logística, a la hora de contemplar no solo la redistribución de estaciones de trabajo, sino también nuevos enfoques en servicio al cliente orientados principalmente a la innovación. Para muchos, el regreso a la oficina supone un delgado hilo para recuperar parte de su salud mental.

Por otro lado, coloca en perspectiva un nuevo tipo de liderazgo, donde sobresalen los parámetros de efectividad, flexibilidad, compromiso y creatividad, muchos de estos nuevos e incluso hasta disruptivos para algunas organizaciones.

Lo cierto es que esta pandemia nos ha mostrado el reto silencioso que representa para las empresas seguir robusteciendo su cultura organizacional, ya que los enfoques previos a esta situación global ahora son algo obsoletos y se hace necesario tener una mente abierta para seguir creciendo en este nuevo mundo profesional.

Así mismo, la pandemia nos ha demostrado la gran relevancia de los talentos y las habilidades blandas como la comunicación y la honestidad, claves para los equipos que a distancia seguían coordinando para lograr sus objetivos; todo pasó a centrarse en los usuarios, tanto externos como internos, con medidas que reforzaran la trazabilidad de las labores.

El reto del regreso no solo contempla las medidas de seguridad, implica también un desafío personal y de equipo, para seguir transformando cómo hacemos las cosas en un mundo que ya no es igual al que dejamos atrás, hace más de un año.

Autor: Mariana Sáenz Mora